¡Otro curso que se va! Hace nada empezamos el curso en septiembre, y ya estamos en junio, a las puertas del verano. Este curso ha sido especialmente duro, puesto que he vivido una nueva experiencia, he tenido que compaginar la tarea de tutor de primaria con la de especialista de educación física.
A principio de curso me ofrecieron la posibilidad de coger la tutoría de un quinto de primaria. El centro se había adscrito al plan de cultura digital del intef, y como condición para llevar a cabo dicho plan, exigían que en los quintos se utilizaran metodologías activas y nuevas tecnologías para desarrollar los procesos de enseñanza y aprendizaje. De ahí surge el ofrecimiento. Puesto que nadie del claustro quiso meterse en dicho "berenjenal".
A mí, en principio, no me llamaba mucho la atención la propuesta, pero pasado un tiempo, pensé que podría ser una buena oportunidad para aprender y ser mejor docente. Al final decidí aceptar y como condición puse que viniera conmigo de paralela mi compañera y amiga @angeleslara3, sin la cual, no podría haber sacado para adelante la tutoría, ella ha sido una gran ayuda en todos los aspectos.
Entre los dos hemos formado un gran equipo. Nos hemos reído, hemos aprendido, nos hemos enfadado, nos hemos agobiado, pero hemos sacado el trabajo y hemos visto el resultado al final de curso en nuestros alumnos/as. Esos "pequeños bajitos" que nos sorprenden cada día, que no aprenden de lo que le decimos, aprenden de lo que somos nosotros. ¡Qué equivocados están algunos! Muchas veces ponemos el énfasis en los contenidos y nos olvidamos de lo más importante, el corazón. El primer requisito para que un alumno aprenda en la escuela es que sea feliz en ella, a partir de ahí, ya nos podemos preocupar de los contenidos. En mi experiencia de este año he visto a niños transformarse, por la sencilla razón, de que han visto que me preocupaba por ellos, de que los ayudaba, de que los escuchaba, de que me quedaba con ellos teniendo charlas informales hasta las tres de la tarde, me convertía en un niño más.