A la hora de llevar a la práctica una clase de Educación Física, podemos hablar de tres estructuras de aprendizaje:
- Estructura individualista: Cada alumn@ trabaja independientemente de los otros para tratar de alcanzar sus objetivos, que pueden ser los mismos de la clase u otros diferentes. No existe interrelación alguna entre las acciones del alumnado (cada uno a su bola). Se parte de la idea, de un todo homogéneo, de que todos son capaces de alcanzar los mismos objetivos y de que lograrlo estará en función del esfuerzo de cada uno. Suele ser lo habitual en las escuelas.
- Estructura competitiva: Los alumn@s luchan por alcanzar unos objetivos que no todos pueden conseguir. Se parte de la idea, de una especie de lucha, orientada a determinar quién es el mejor, por lo tanto, habrá ganadores y perdedores. En esta situación, por consiguiente, habrá interrelaciones negativas entre los alumn@s (ley de la selva). Es bastante frecuente en Educación Física encontrar durante las clases situaciones competitivas: en tiempo, en cantidad, en calidad o una combinación de ellas. En cualquier caso, el éxito de un alumn@ está unido al fracaso de otro o de otros.
- Estructura cooperativa: Cada alumn@ alcanza sus objetivos si, y solo si, el resto de compañeros de grupo los alcanzan también. Se puede decir que todos ganan o todos pierden. En esta situación, existe una interrelación positiva entre las acciones de los alumn@s (si yo no puedo, juntos podemos). Se parte de la idea de que el hecho de compartir objetivos hará que los estudiantes se esfuercen y trabajen juntos para mejorar su propio aprendizaje y el de los demás.
En una clase ideal, el alumnado debería de aprender a trabajar con el resto de sus compañeros de forma cooperativa, a ver la competición como una forma más de divertirse y a trabajar de forma individual y autónoma en una determinada tarea hasta completarla. Sin embargo, para que esto sea así la estructuración cooperativa del aula debería convertirse en el marco referencial sobre el que puedan desarrollarse también actividades individuales y competitivas. Para ello, las actividades cooperativas deberían ocupar entre el 60% y 70% del tiempo, las actividades individuales alrededor del 20% y la competición entre el 10% y el 20% (Johnson y johnson, 1999; Slavin, 1999). Por el contrario, existen diferentes estudios que demuestran que la cooperación no más de un 7% del tiempo en nuestras escuelas, dedicándose el otro 93% restante a actividades individuales o competitivas. (Ovejero, 1990)
Quizás ya va siendo hora de cambiar esta tendencia. Y la única forma de hacerlo es formándonos en este tipo de estructura de aprendizaje. En la red, podemos encontrar al Colectivo "La peonza" con su revista y una gran cantidad de artículos relacionados con la Educación física para la paz. En facebook, se ha creado un grupo relacionado con las actividades físicas cooperativas administrado por el mismo colectivo. En los últimos años, ha aumentado considerablemente la bibliografía relacionada con la cooperación con autores importantes como Carlos Velázquez Callado, Jesús Vicente Ruiz Omeñaca, Javier Fernández Rio, por citar algunos. Y este verano, tendré la suerte de acudir al IX Congreso Internacional de Actividades Físicas Cooperativas en Vélez Málaga-Torre del Mar del 30 de Junio al 3 de Julio de 2014. Estoy ansioso por cooperar, por aprender, por llevar a la práctica lo aprendido, voy a Vélez con mucha ilusión, en formato "esponja" para aprender de todos los allí presentes. Así que, desde este espacio, quiero animar a todos los #frikimefs #edufis y #mefs a asistir a dicho Congreso. Y a los que estén ya apuntados, allí nos veremos.
¡Con ganas de cooperar!
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