En esta entrada os voy a recomendar el libro "Padres brillantes, Maestros fascinantes" de Augusto Cury. A continuación quiero resaltar una historia que viene en el libro y que trata la manera de corregir comportamientos en los alumnos. Dicho autor realiza la siguiente afirmación: "Los buenos maestros corrigen comportamientos. Los maestros fascinantes resuelven conflictos en el aula". Sostiene que existe una gran diferencia entre corregir comportamientos y resolver conflictos en el aula, dice que los maestros debemos protegernos emocionalmente ante el calor del conflicto de los alumnos/as, puesto que si no lo hacemos, estas fricciones acabarán por desgastarnos, ante cualquier fricción, ofensa o crisis, entre alumnos/as o de alumnos/as con el maestro, la mejor respuesta es no dar respuesta. Los primeros treinta segundos cuando estamos tensos, cometemos los peores errores. En el calor de la fricción, sé amigo del silencio, respira profundamente. ¿porque el silencio? porque la emoción tensa cierra la lectura de la memoria, obstruyendo la construcción de pensamientos, de esta forma reaccionamos por instinto, como los animales, y no con inteligencia. También es importante no dar lecciones morales en ese momento, ya que el agresor, se encuentra en tensión y dicha tensión, obstruye su inteligencia.
¿Qué hacer? Este autor comenta que lo hay que hacer es cautivar a la clase con gestos inesperados por ellos, sorprender a los alumnos/as, en algunas situaciones el alumno/a espera una reacción tensa por parte del maestro, pero y si esa reacción no llega, y damos otra respuesta que sorprende al alumno ¿que pasaría?